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viernes, 28 de octubre de 2016

Los Etruscos / 208 Derecho Romano

Nos vamos a sumergir en un pueblo, un pueblo de hace más de 2500 años, el cual con sus destacadas habilidades fue capaz de ganarse un cupo en la historia de la humanidad pero principalmente en la historia del derecho, puesto que, más allá de que el derecho romano sea el origen del derecho contemporáneo, el origen del derecho romano radica en la cultura etrusca, en este pueblo que de múltiples maneras contribuyó al desarrollo de las leyes aún vigentes, colaboraron en eso y también aportaron a la ingeniería.

            Sus orígenes aún no están establecidos, surgen muchas teorías mas ninguna ha sido claramente aceptada o ratificada, su economía era variada, pero fueron sus alianzas con otros pueblos las que hicieron que esta cultura cobrara renombre, habitantes de Toscana, retaron a griegos y romanos, incluso, fueron capaces algunos etruscos de gobernar el poderosísimo imperio romano, el cual a su vez dominó durante mucho tiempo toda Europa, y gracias a la colonización América también recibió parte de esta milenaria cultura.

Evidentemente fueron un pueblo poderoso e inclusivo, pero hay algo más de lo que captan nuestros sentidos, esas respuestas, las buscaremos siempre.








LOS ETRUSCOS
Los etruscos fueron un pueblo de la antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana, Italia, a la cual dieron su nombre. Eran llamados Τυρσηνοί, tyrsenoi, o Τυρρηνοί, tyrrhenoi (Tirrenos), por los griegos; y tusci, o luego etrusci, por los romanos; ellos se denominaban a sí mismos rasenna o rašna (Rasenas).

HISTORIA


Desde la Toscana se extendieron hacia Umbría y por el sur hacia el Lacio y la parte septentrional de la Campania, donde chocaron con las colonias griegas; hacia el norte de la península itálica ocuparon la zona alrededor del valle del río Po, en las actuales regiones de Emilia Romaña, Lombardía y la parte sur del Véneto.
Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo occidental, lo cual les permitió establecer factorías en Cerdeña y Córcega. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su poderío, en gran medida al tener que afrontar casi al mismo tiempo las invasiones de los celtas y los ataques de griegos y cartagineses. Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que los etruscos nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de débil confederación de ciudades de mediano tamaño.
El siglo III a.C. fue un periodo particularmente oscuro para los etruscos, ya que los romanos, tras someter la mayor parte del centro y sur de la península Itálica, dirigieron su atención hacia el norte. A su vez, las ciudades etruscas de Caere (Cerveteri), Tarquinia y Vulci se vieron obligadas a pagar tributo y a ceder parte de sus territorios a Roma. Apareció la discordia entre la aristocracia y las insurrecciones de las clases bajas, que condujo al derrumbamiento total de la estructura social de ciudades como Volsinii (Bolsena). Al darse cuenta de su situación, varias ciudades etruscas formaron una alianza con Roma.
Dichas alianzas vincularon a muchas ciudades etruscas con Roma, de tal manera que las leyes romanas solían tener repercusiones sobre el pueblo etrusco. Los intentos de rebelarse contra el poder romano, en un momento en que estaban aliados con los umbros y los galos, fracasaron. Los lazos entre Roma y Etruria se fortalecieron en el siglo I a.C., cuando los etruscos aceptaron la oferta de ciudadanía romana. Sin embargo, su nueva situación pronto se erosionó tras apoyar a la parte perdedora en las guerras civiles romanas (88-86 a.C.; 83 a.C.). El vencedor, Lucio Cornelio Sila, se vengó de forma extrema, arrasando ciudades, tomando posesión de tierras e imponiendo limitaciones sobre los derechos civiles etruscos.
La brutalidad de Sila asoló de tal forma a los etruscos que sus posteriores intentos de sublevación fueron insignificantes. Un siglo después, el emperador Augusto envió nuevos colonos a Etruria. Éstos trabajaron con los etruscos y aceleraron la romanización de la región.
En cierto modo predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas militares superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la Península Itálica desde el siglo VIII a. C. hasta la llegada de Roma. Hacia el 40 a. C., las diferentes ciudades de Etruria (nombre del país de los etruscos) perdieron su independencia política y se convirtieron en parte del territorio de la Roma republicana (con todo, la presencia etrusca fue siempre destacada, los últimos tres reyes de Roma fueron etruscos).

Los orígenes de los etruscos nunca han estado claros. Se pueden destacar cuatro teorías al respecto:
1.    La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, que cree que los etruscos llegaron desde Lidia hacia el siglo XIII a. C. Para demostrarlo se basa en las supuestas características orientales de su religión y costumbres, así como en que se trataba de una civilización muy original y evolucionada, comparada con sus vecinos.
2.    La teoría autóctona, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, que consideraba a los etruscos como oriundos de la Península Itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica que no hay indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares y que el estrato lingüístico es mediterráneo y no oriental.
3.    Teoría de un origen «nórdico», defendida por muchos a finales del siglo XIX y primera mitad del XX; se basa sólo en la similitud de su auto denominación (rasena) con la denominación que los romanos dieron a ciertos pueblos celtas que habitaban al norte de los Alpes, en lo que actualmente es el Este de Suiza y Oeste de Austria: los ræthii o réticos, tal origen supuesto sólo en parofonías está ya descartado.
4.    La teoría actualmente más fundamentada viene a ser, en cierto modo, una mezcla de la de Heródoto y la de Dionisio de Halicarnaso: habrían llegado inmigrantes orientales los cuales fueron influidos por los nativos, o los nativos influyeron a los inmigrantes del este. Se considera, por varios rasgos culturales (por ejemplo, el alfabeto), un fuerte influjo cultural derivado de alguna migración procedente desde el suroeste de Anatolia hacia el centro de Italia. Tal influjo cultural se habría extendido sobre pueblos autóctonos ubicados en lo que actualmente es la Toscana.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL


Políticamente, Etruria se conforma en federaciones de 12 ciudades unidas por lazos estrictamente religiosos, lo que es llamado Dodecápolis, o Liga etrusca (Arretium (Arezzo), Caere (Cerveteri), Clusium (Chiusi), Cortona, Perusia (Perugia), Populonia, Rusellae (Roselle), Tarquinii (Tarquinia), Veii (Veyes), Vetulonia, Volaterrae (Volterra) y Vulci), a la que se sumarían la Etruria padana y la Etruria campana, pero esta alianza no es política, ni militar y cada ciudad es en extremo individualista.
La estructura política es, en un principio, la de una monarquía absoluta, donde el rey (lucumo) distribuye justicia, actúa como sumo sacerdote y comandante en jefe del ejército. A partir del siglo IV a.C. se da una transición donde el gobierno es una dictadura de corte militar, la cual desemboca en una República, en esencia oligárquica, con magistraturas colegiadas, donde gobierna el hombre más anciano (llamados lucumones) perteneciente a la familia más rica, quien contaba con el apoyo de un senado fuerte y estable y la participación de una asamblea popular en representación del pueblo. Dominaron como pueblo el Mediterráneo casi dos siglos.
En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:
  • En primer lugar estaban los terratenientes, miembros de la oligarquía.
  • Plebe libre, ligada por lazos de clientela a los anteriores.
  • Extranjeros, generalmente griegos, que eran artesanos y mercaderes.
  • Por último, esclavos. Los etruscos tenían una gran cantidad de servicio doméstico y agrario.

¿Imperio o no Imperio?

Historiadores como Raymond Bloch o León Homo denominan a los tirrenos la primera experiencia unificadora de Italia, comparándola con la experiencia del Imperio Romano, le dieron la categoría de Imperio. Así mismo, Tito Livio - historiador romano - habla de que antes de que Roma conquistara a los diversos pueblos que habitaban y hacían de las tierras italianas su hogar, ya los etruscos extendían sus territorios entre los Mares Tirreno y Adriático, además de obtener recursos gracias a ciudades ubicadas en las regiones de la Padana y la Campania.
Considerando Imperio como un ente político que domina a otros pueblos en sus actividades más importantes como la política, la economía y militar, entre otras, y bajo la guía de un emperador, cuya figura detenta un poder absoluto. Por lo tanto, bajo esta definición, los etruscos no deberían ser considerados un imperio debido a su organización política en ciudades-estado, cada una de las cuales —las pertenecientes a la liga— pasaron de una monarquía a una república oligárquica.
Sin embargo, no se puede encasillar en este concepto en a la civilización como tal, es decir, no se le puede dar este título a la liga etrusca, pero no se puede hablar de la misma manera sobre las ciudades de forma individual, ya que estas poseían colonias y conquistaron territorios logrando establecer su jurisprudencia, sus formas políticas y su organización social a cada espacio en el cual se establecieron.

La familia y el papel de la mujer

Tanto los griegos como los latinos consideraron «promiscua» y «licenciosa» a la cultura etrusca, tales opiniones se debieron al contraste de la situación social de la mujer entre los etruscos, mucho más libre que entre griegos y romanos; hay que recordar que entre helenos y latinos las mujeres estaban absolutamente subordinadas a los varones.
La mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, sino que participaba activamente tomando parte en los banquetes, en los juegos gimnásticos y en los bailes, y sobre todo ayudaban en las labores de la vía pública.
La mujer además tenía una posición relevante entre los aristócratas etruscos, puesto que estos últimos eran pocos y a menudo estaban involucrados en la guerra: por esto, los hombres escaseaban. Se esperaba que la mujer, en caso de muerte del marido, asumiría la tarea de asegurar la conservación de las riquezas y la continuidad de la familia. También a través de ella se transmitía la herencia.

Líderes etruscos conocidos


ECONOMÍA


Económicamente, Los etruscos fueron influidos por los comerciantes del este del Mediterráneo que se dirigían hacia la península Itálica. Hay pruebas de que los fenicios fueron los primeros en llegar, posiblemente en el siglo VIII a.C. Buscaban materias primas, tales como metales no refinados y quizá madera y cuero, los cuales intercambiaban por productos elaborados de Oriente Próximo. Con el tiempo, los comerciantes griegos, establecidos en Pithekoussai, comenzaron a desafiar la supremacía mercantil fenicia. Hacia el 625 a.C. vasijas fabricadas en Corinto llenaron los mercados etruscos. A finales de los siglos VI y V a.C. las vasijas áticas eclipsaron los artículos de Corinto, lo que incluye obras maestras reconocidas de vasijas pintadas griegas, posiblemente intercambiadas por utensilios etruscos de bronce que los atenienses creían valiosos.
En el siglo VI a.C., la red mercantil etrusca incluía intercambios con la Galia, así como con la región de Tartessos y con Ampurias, en la península Ibérica. Muchas de las guerras y alianzas llevadas a cabo por las ciudades etruscas después del siglo V a.C. se realizaron por razones económicas.


RELACIONES CON OTROS PUEBLOS (ALIADOS Y ENEMIGOS)


Los etruscos eran un pueblo netamente comerciante desde el inicio hasta el final de su civilización, principalmente marítimo, aunque también terrestre. Por otro lado, sus tierras se vieron invadidas varias veces por pueblos bárbaros ya que sus ciudades eran muy ricas y codiciadas, eran paso obligado hacia las fértiles tierras de la Campania y para llegar a Roma (como ocurrió, por ejemplo, con la invasión de Aníbal).
En un principio se aliaron y repartieron las zonas de influencia marítima con los fenicios, en contra de los helenos. Hacia el siglo IV a. C. estrecharon relaciones con Corinto y cesó la hostilidad con los griegos. Sin embargo, en el 545 a. C. se aliaron con los cartagineses nuevamente contra los griegos.
En cuanto a lo continental, tuvo numerosos enemigos. Desde un principio, la Liga Latina (con Roma de aliada o a la cabeza de la misma), en el Lacio; en la Campania los samnitas; en las costas e islas los siracusanos y cumitas y en las llanuras del Po los pueblos celtas serán enemigos de Etruria. Solo conservarán como aliado incondicional durante toda la historia de esta civilización a los faliscos, pueblo asentado al oeste del Tíber.
Hacia el 300 a. C. se aliaron con los helenos en contra de cartagineses y romanos, por el control de las rutas comerciales.
Hacia el 295 a. C. una liga de etruscos, sabinos, umbros y galos cisalpinos combatió contra Roma, saliendo esta última victoriosa. Sin embargo, en sucesivas alianzas temporales con los galos continúan luchando contra los romanos, hasta que una alianza con Roma contra Cartago tiene lugar. Tras esto, los etruscos, ya en decadencia, comienzan a ser absorbidos por los romanos.

LENGUA, ALFABETO E INSCRIPCIONES


El etrusco es una lengua aparentemente no emparentada con las lenguas indoeuropeas. Es de destacar que la fonética es completamente diferente de la del griego o del latín, aunque influyó en éste en varios aspectos fonéticos y léxicos. Se caracteriza por tener cuatro vocales que representamos como /a/, /e/, /i/, /o/, reducción de los diptongos, tratamiento especial de las semivocales. En las consonantes carecía de la oposición entre sordas y sonoras, aunque en las oclusivas tenía contraste entre aspiradas y no aspirada.

Lengua

Después de la conquista romana de Etruria, la lengua etrusca cayó en desuso. Dionisio de Halicarnaso reconoció en el siglo I a.C. esa lengua como distinta a cualquier otra, notando una dificultad que desde entonces ha dificultado la traducción de los fragmentos sobrevivientes. Aunque el conocimiento de la lengua etrusca aún es muy limitado, los eruditos la han clasificado como lengua no relacionada con la familia de lenguas indoeuropeas. Los lingüistas han hecho algunos progresos descifrando las inscripciones de las tumbas, que representan la mayoría de las muestras existentes de la escritura etrusca. Tomando claves de los motivos importantes de las sepulturas y pinturas que decoran las tumbas, se han identificado muchos nombres propios de personajes históricos y religiosos. También han obtenido el posible significado de muchas otras palabras, usando el método criptográfico de probar la conveniencia de una interpretación particular de una palabra en todos los lugares en los que aparece. La lengua etrusca frecuentemente se cita como el ejemplo clásico de determinados problemas en el desciframiento.
El alfabeto etrusco contenía 26 letras en la primera forma conocida, y 20 en su forma más tardía. En cierto modo se parece al alfabeto griego, pero el vocabulario y la gramática de las dos lenguas son diferentes. El alfabeto romano, con modificaciones, deriva del etrusco.

Alfabeto

El etrusco utilizaba la variante calcídica del alfabeto griego, por lo que puede ser leído sin dificultad, aunque no comprendido. De este alfabeto griego básico algunas de las letras no son utilizadas en etrusco (oclusivas sonoras) y además se le añade un grafema para /f/ y la digamma griega se utiliza para el fonema /v/ inexistente en griego.

Inscripciones

Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. C. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el siglo VII a. C. pero su gramática y su vocabulario difieren de cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos unas 10000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos. Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más valiosos:
1.    El Liber Linteus o Texto de Agram es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300 palabras. Escrito en un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto para envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en el museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se consideraba que tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que paradójicamente hoy es nuestro mejor testimonio de la lengua; tal vez si no hubiera sido conservado como envoltura ni siquiera habría llegado hasta nosotros).
2.    Algunos textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada cerca de Capua de unas 250 palabras, el cipo de Perugia escrito por dos caras y con 46 líneas y unas 125 palabras, un modelo de bronce de un hígado encontrado en Piacenza (unas 45 palabras).
3.    Aparte de estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua. La segunda de las inscripciones, resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla de Lemnos (N. del mar Egeo, Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita en un dialecto diferente de los encontrados en Italia, tal vez esto sea sintomático de la presencia de colonias etruscas en otros puntos del mediterráneo o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua hermana del etrusco, el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola inscripción no nos aclara gran cosa.
Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la mayoría de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en el Corpus Inscriptionum Etruscarum (CIE).

ARTE


Es de destacar el arte funerario y su relación en la pintura y escultura, destacándose sus terracotas y la talla de una piedra local llamada "nenfro". Desarrollaron una importante industria orfebre, trabajaron el bronce, su metalurgia se caracteriza por sus grabados, graneados, filigranas y repujados, en relación a la coroplastia crearon el estilo Bucchero en cerámica. Todos estos productos fueron base para la exportación tanto hacia el norte de Europa como hacia Oriente. Otro punto importante es la pintura donde varias escuelas produjeron frescos admirables, pero la misma tiene temas marcadamente narrativos, anecdóticos y principalmente funerarios. Aunque el arte etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio influido fuertemente por el arte de la Grecia Clásica y el magnificente arte helenístico, guarda características singulares, el arte etrusco muy relacionado a los rituales funerarios legó a Roma un extraordinario naturalismo en cuanto a la representación de rostros: los bustos son prácticamente una invención etrusca, el busto propiamente dicho, realizado en bronce fundido, difiere del "busto" griego, en éste último la persona retratada suele estar idealizada, no así en el genuino busto etrusco. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas.
Entre las obras más destacables se encuentran:
  • El Apolo de Veyes escultura del dios Apolo del siglo VI a. C. encontrada en el templo/santuario en honor a la diosa Minerva de Portonaccio.
  • La Quimera de Arezzo: fechada entre 380 y 360 a. C. La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553 se convirtió en símbolo de la toscana (ver Quimera de Arezzo).
  • Loba Capitolina o Lupa Capitolina: esta célebre escultura ha llegado en cierto modo a ser un símbolo de Roma, sin embargo todo indica que es una obra etrusca del s. IV a. C., en cuanto a los dos niños que representan a Rómulo y Remo, téngase en cuenta que fueron forjados y añadidos en el s XVI.
  • El llamado Marte de Todi, escultura de un guerrero armado de un modo semejante al de los hoplitas griegos, aunque el armamento (tipo de coraza etc.) es en lo real, etrusco.
  • L'Arringatore (el orador): fechada entre el siglo II y el siglo I a. C. Al parecer representa a un noble llamado Aule Meteli, pero se desconoce quién era.
  • El sarcófago de los esposos: fechada hacia el 520 a. C. Fue encontrada en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio.
  • El Frontón de Talamone, frontón con relieves de terracota de un templo etrusco del siglo II a. C..

Arquitectura

En las construcciones de viviendas se utilizaba el adobe, con estructura de madera y revestimiento de barro cocido y en los templos la piedra. Conocían el arco de medio punto, la bóveda de cañón, y la cúpula, elementos que utilizaron –entre otras cosas– para la construcción de puentes. También construyeron canales para drenar las zonas bajas, levantaron murallas defensivas de piedra pero, sobre todo, destacó la arquitectura funeraria, en forma de impresionantes hipogeos. Los templos estaban inspirados en el modelo griego, aunque presentaban notables diferencias: solían ser más pequeños, de planta cuadrangular, cerrados, sin peristilo, sólo con una hilera de columnas del orden llamado "toscano" a modo de los pronaos griegos, y el altar estaba sobre un foso llamado por los latinos mundus —limpiadero, purificador— (la palabra quizás es de origen etrusco), es decir, un orificio que, simbólicamente, serviría para arrojar los restos de los sacrificios.

Escultura

Los etruscos, como la mayoría de los pueblos antiguos, no estimaban el arte por sí mismo, sino que construían objetos por razones utilitarias o religiosas. Como resultado, prácticamente no se conocen artistas por su nombre y existen pocas muestras de arte estrictamente público o civil, aparte de las grandes esculturas en piedra que han durado hasta nuestros días. Es más, el arte etrusco, aunque compartía características generales, se diferencia claramente de una ciudad a otra, reflejando la independencia política de cada una.
Las obras etruscas más famosas son de terracota o arcilla cocida, y esto incluye esculturas en tapas de sarcófagos, como por ejemplo una pareja yacente de esposos (finales del siglo VI a.C., actualmente en la Villa Giulia, en Roma) de Caere (Cerveteri), obras de templos, como revestimientos para proteger la madera, los tejados y las esculturas frontales. Los artistas de Vulci sobresalieron esculpiendo imágenes de nenfro, una piedra caliza local, de la cual son representativas las esfinges y el León Alado de Roma. Como se suponía, los etruscos eran excepcionales trabajadores del bronce. La Loba (hacia el 500 a.C., actualmente conservada en el Museo Capitolino, en Roma) y la Quimera de Arezzo (siglos V-IV a.C., hoy en el Museo Arqueológico de Florencia) son muestras excelentes de la escultura zoomórfica en bronce; la estatua de tamaño natural del orador Aulo Metelo, conocida como el Arringatore (siglo I a.C., Museo Arqueológico de Florencia), figura como una de las estatuas de bronce más admirables de su época.

Pintura

Las pinturas etruscas que nos han llegado consisten principalmente en frescos sobre paredes de piedra y sobre techos de tumbas, en particular en las de Tarquinii (Tarquinia) y en los alrededores de Clusium (Chiusi). También existen algunas placas pintadas. En los frescos del primer periodo (siglos VI-V a.C.) el dibujo es fuerte, los colores brillantes y uniformes. Las figuras son estilizadas, pesadas y frecuentemente perfiladas en negro. Algunos frescos tienen temas religiosos, como es el caso de cuatro losas encontradas en Caere (hacia el 550 a.C., actualmente en el British Museum, Londres), o de la literatura griega, tales como las escenas de la vida de Aquiles en la llamada tumba de los Toros (530-520 a.C.) en Tarquinia. La mayoría de los frescos de Tarquinia son descripciones realistas de los juegos, bailes, música y banquetes que acompañaban a los funerales etruscos, como los de la tumba llamada de los Augures (520-510 a.C.) y los que aparecen en la denominada tumba de Triclinio (480-470 a.C.).
Las tumbas más tardías del siglo IV a.C. en adelante, influidas por el arte helenístico y el declive del poder etrusco, fueron más realistas en estilo y notablemente pesimistas. Las escenas sangrientas de guerra son habituales, como en la tumba François (finales del siglo IV a.C.) en Vulci (cerca de Tarquinia), y también aparecen demonios espantosos de la tierra de la muerte, como en la tumba del Ogro (siglo II a.C.) en Tarquinia.

RELIGIÓN


Existen ciertas analogías con religiones orientales (especialmente con la de la región de  
Sumeria y Caldea e incluso la egipcia).
El tipo de religión es de revelación, y está plasmada en una serie de libros sagrados, los cuales tienen temas tales como la interpretación de los rayos, la adivinación, la rectitud del estado y de los individuos y hasta un análogo del Libro de los Muertos egipcio. Todo el compendio religioso es conocido como "Doctrina Etrusca". Ésta se dividía en "Doctrina Teoría" y "Preceptos Prácticos", y estaba dedicada a la búsqueda de la interpretación de prácticamente todo fuera de lo común para predecir el porvenir.
Los sacerdotes se denominaban arúspices, y siempre tuvieron una posición de privilegio en la sociedad. Los arúspices se especializaban en interpretar lo que consideraban diversos signos proféticos: la adivinación a partir de la observación de los hígados de animales sacrificados, la creencia en que se podía adivinar el futuro observando los rayos (ceraunomancia) u otros meteoros, y la interpretación con intenciones adivinatorias de los vuelos de las aves. Existían rituales de todo tipo, tanto dirigidos al estado como a los individuos, extremadamente minuciosos y formales, al punto tal que son tomados como ciencia.
El panteón de dioses etrusco está íntimamente ligado a la influencia mitológica griega, de ahí que se adore a homólogos griegos, aunque formen una tríada, similar a la Cretomicénica. La más importante fue: Tinia (Zeus), Uni (Hera) y Menrfa (Atenea), que se veneraban en templos tripartitos. También existía la creencia en la existencia de demonios maléficos, al modo asirio.
Los etruscos creían en la vida de ultratumba, de ahí las manifestaciones de gran importancia en los lugares de enterramiento.

Es importante destacar que lo sagrado intervino ininterrumpidamente en sus vidas y su presencia agobiaba sus espíritus y corazones, aunque un modo de paliar o atenuar esto fue una moral que resultaba «licenciosa» a los griegos y romanos. Es casi con seguridad que de los etruscos tomaron los romanos la noción de «circo» ya no para representaciones teatrales sino para luchas entre gladiadores: en efecto, entre los etruscos estas luchas solían formar parte de sacrificios fúnebres a sujetos de la élite, o una «diversión» realizada con los prisioneros de guerra.

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